De colores, azul, rosa, naranja, pastel, blanco con estampado azul, perfumado, grueso o delicado, textura seda, extra largo.
Envasado en aves etéreas, arco iris trazado, pajaritos y tréboles de la suerte.
¿Hay que decidirlo cada vez?
¿Abonados al clásico, estirar la mano hacia idéntica estantería, sin pensarlo ni dedicar apenas un segundo?
¿Optar por el económico, al fin y al cabo, más para qué?
¿Sentirse rumboso, dedicarse un lujo extra soft? Suena tan rico…
¿Muchos, voluminosos? ¿De a poco, que no ocupen tanto en el armario?
¿Depositado en un cesto, papelera, cubo cerrado, con pedal?
¿Dejarlo ir sin consciencia, dedicación ni reparo?
Cuando falta ¿sustituto? ¿a quién reclamarlo? ¿vociferado desde el blanco helado, luego tibio reposo de las nalgas?
¿Dónde se guarda?
¿Cuál es su significado diario?
El papel nuestro de cada día, imprescindible, simbólico, desechado.
Para diluir una pasión, echar un vistazo al usado, al fondo de un plástico, físico, real, deteriorado.
Algodonoso reflejo arrugado de lo que evitamos percibirnos, pero somos.
Cada día, humanos avanzados, kilómetros de papel en nuestras manos, sin m de María, de mío, de más ni de menos.