El tren que nos lleva

En el andén de enfrente una hilera de personas arrebujadas en prendas de abrigo de diferentes colores, con predominio de pardos, grises y negros, me hace desear fotografiarles. Apenas percibo el tren que llega, ni a los que subimos como autómatas, con mucha prisa, tengamos necesidad de correr o no, llegar raudos al destino, accedemos como si fuésemos a empujar las toneladas de metal de los vagones con nuestro anhelo. Atravesamos la puerta que nos succiona hacia el calor. Echamos una visual y por un sistema de elección inescrutable, optamos cada viajero por un asiento libre. En cuatro enfrentados, tomo … Continúa leyendo El tren que nos lleva

Hoy, otoño

Ha llovido. Todos los escritores, dicen, escriben para una persona. Con el dedo en el teclado, la pradera se desvaneció en un gesto herido, mecánico, hostil: árboles, hierba, tronco alisado donde reposar del peso de vivir, ser… vista sobre el abandono en un mundo tan complicado, se fue. Con el índice de la mano derecha, una y otra vez, presionado, desaparece el cielo siempre tibio que promete lluvia, -no importa, tengo capa, y botas, haré una cobija protectora-. Se ha desdibujado la ciudad a lo lejos, borrosos los caminos que solo yo conozco, el sonido de los pájaros e insectos, … Continúa leyendo Hoy, otoño

Voces en un patio

El olor ocupaba todo el espacio y parecía tener forma redondeada entre los muebles, el armario de tres cuerpos con el espejo en medio, sin llegar a tocar la cómoda de la derecha ni alcanzar la cama del fondo. Al cerrar la puerta estaba allí, denso, gaseoso, pulsátil, presente en ausencia de él, un olor cuyos contornos desaparecían al encender la lámpara de foco y cristal labrado polvoriento pegado al techo. Sin embargo prefería no encenderla, y tras el sonido de la puerta al cerrarse a su espalda, se quedaba quieta un instante en medio de los espejos de cómoda … Continúa leyendo Voces en un patio

No ni-ni No

El chico inclina la cabeza y un puñado de rastas se le desmoronan sobre el rostro. A horcajadas sobre el brazo del sofá, oculta que se le escapa una lágrima, que se desliza hasta terminar en el bigotillo mal afeitado y poco denso de su juventud primera.  Quiero aprender, quiero aprender, repite como para sí. Incrédulo. Desconcertado. Por primera vez desde sus precoces cuatro años sentado en un pupitre siente el deseo, anhelo, ansia, de que otros le traspasen su conocimiento. Educado en las mejores escuelas públicas de la ciudad antes de que cumpliera los diez supieron que no era maldad, malicia, perversidad, … Continúa leyendo No ni-ni No

Las tablas que hay que tener

Quienes desplegamos mundos, emociones, aventuras, amores y batacazos, interrogantes, reflexiones y tramas desde el confortable, seguro y quieto sitio de un sillón frente a la pantalla del ordenador, sentimos pavor e incapacidad para proclamar nuestros textos a los cuatro vientos. Para aventurarnos en la nave de la representación, en crestas de ola hechas escenario. De pronto, pobre autor, luces sobre nosotros, no sobre nuestros folios ¿el pelo? ¿El atuendo? ¿La dicción? ¿Qué sabemos de tonos de voz? y las manos ¿qué hacer con las manos? ¿muevo el cuerpo hacia adelante? ¿Cuándo me callo? Y ¿los pies? Andan solos ¿los freno? … Continúa leyendo Las tablas que hay que tener

Mi universo matinal

Querida Yun: Me he despertado con una maravillosa euforia. Quizá porque comprobé otra vez que el alcohol fresco de las terrazas en verano no acompaña luego al sueño plácido. Y anoche bebí leche con mucho hielo. Zuhaitz Silva Fotografía Adormilada, con la brisa entrando por la ventana que grita venga ahora o luego ya nada, cambiarse, pantalón corto, camiseta de algodón y zapatillas, una lavadita de gato, ponerse cremas de sol, labios, manos, y a la calle. Al principio hay que dejarse andar lento, como zombie, hasta que las piernas, los brazos y dedos de los pies se despiertan por … Continúa leyendo Mi universo matinal

La beca

Arsén día 10 de 1988 Hola Lola. Son las siete de la tarde y me pongo a escribirte para contarte cosas. En primer lugar te digo que me alegro tanto de que te hayan dado la beca, Lola. También quiero que tú no te demores (desmorones) porque estés trabajando y estudiando, ya se yo lo que te está costando. Cuantas veces piensas tu que me digo a mí misma cuanto le está costando a mi hija de mi alma llegar a donde quiere llegar. Cuando veo en la tele como hablan y los puestos que tienen digo ay dios mío … Continúa leyendo La beca

La mío nonna

Ayer bajamos a nadar al lago. Era domingo 15, fiesta nacional también en Italia. Había muchos coches y nos costó encontrar dónde dejar el nuestro. No hay playa como las de costa. Una extensión de piedras que aumentaban su tamaño conforme te adentrabas en el agua. Me daba miedo nadar allí, en aquella agua de fondo tan oscuro, aunque podían verse peces del tamaño de mi mano, no lograba relajarme, temerosa sobre aquellas rocas contra las que creía me iban a chocar las rodillas. El sol me molestaba, alto ya cerca de la hora de la comida, y decidí ir … Continúa leyendo La mío nonna