Puedo vivir…

… Sin que escuches mis lamentos, mis pequeños dramas, obsesiones que me volvían torpe mientras las contaba, vergonzosa de tanta intimidad no recíproca. Hay más a quienes contarles, quienes me envolverán con su escucha. Sentarme a una buena mesa frente a otros rostros es algo tan repetido que rara vez me produce gran placer. En esas ocasiones tienes quien te sustituya, aunque no el temblor bajo el mantel. Cumpliendo la costumbre, no sabía saborear los entremeses, me cansaba de masticar la carne, bebía mucho vino y me quedaba prendida de tus labios, húmedos del mismo alcohol. Queda borrado que, como … Continúa leyendo Puedo vivir…

¿Qué ella quieres ser?

Todo estaba bien, todo estaba bien, años y años de bien, muy bien, pero le observa cada mañana, al levantarse para ayudar al hijo con la ropa, el aseo y desayuno antes de llevarle al colegio. Y no va tan ágil como antes, no tan ligero como ayer, no hay caricia cómplice ni broma irónica con la que comenzar el día. Sale de la habitación y se va muy lejos, qué distante el  compañero cuyo aire respira cada noche, una tras otra, todas iguales, parecía, cuando todo estaba bien. En otra casa la otra mujer también se levanta para abordar … Continúa leyendo ¿Qué ella quieres ser?

Lo que sujeta sus muñecas entre sí y al cabecero de la cama, floreado de forja, es una de las mejores corbatas de seda que hace un rato pendían de la parte interior de la puerta del armario ropero. No la ha visto, en la semipenumbra de la habitación no ha sabido cuál cogía, no era una cuestión de escoger, simplemente tirar de una. No le hace daño ni molesta más bien parece una suavisima pulsera. Suave, fresca y larga, garganta abajo, donde curiosea  su peso liviano, y en la postura con los brazos ligeramente alzados le cruza el pecho, … Continúa leyendo

Vivir limpio

Apenas tiene treinta años y se conoce el país por su geografía carcelaria como otros lo conocen por sus pueblos, monumentos o costas. En todo el tiempo que lleva encerrado se las ha ingeniado para estar siempre limpio: una meta que no todos consiguen porque se necesita mucha constancia para meter cada noche la ropa sucia en un cubo con agua jabonosa. Pero él sí que aparece siempre con las zapatillas blancas, el pantalón y el jersey sin una mancha. En su lucha contra el abandono ha alcanzado un cuerpo de atleta. Darle cien vueltas al patio es un buen … Continúa leyendo Vivir limpio

Los que se van

El doctor escocés que creyó erróneamente haber encontrado el eslabón perdido entre el hombre y el mono en los pigmeos del África Ecuatorial, cuenta la creencia de que al morir una persona traspasa su alma a quien esté con ella en ese momento. Lo hace en la película Man to Man de Regis Wargnier, cuando todo ha acabado, tras despedirse de Toco, el pigmeo que captura y al que no puede proteger de ser  asaeteado hasta morir en el mástil de un barco, donde el investigador  es izado y en sus últimos instantes abraza. Pienso en las casualidades que llevan … Continúa leyendo Los que se van

La otra edad

Tiene el pelo blanco y por supuesto, viste de negro. A sus más de ochenta años ha llegado con casi todo intacto, menos su vista: todo, incluida la coquetería. A esta edad tiene muchos hijos, y nietos. Vive rodeada de ellos, pero con ninguno. Tiene una casa de alquiler, que paga puntualmente cada mes, donde acoge a aquél de la familia que lo necesita. Cuida de un nieto pequeño, cocina, plancha a tientas y es feliz si consigue hacerlo todo con los rulos puestos. Señal de que alguien la ha peinado, en cuanto se los quite estará guapa. Su mayor … Continúa leyendo La otra edad

A solas cada mañana

Tengo un viejo y querido amigo que lleva muchos de sus más de cincuenta años con una permanente sonrisa irónica extendida sobre la vida. Tiene una relación de pareja abierta, en los últimos tiempos compartida con una amante con la que acaba de romper porque ella quería una pareja. Y él  pareja ya tiene y lo que quiere es una amante. Todo estaba claro. Últimamente se levanta cada mañana y no le encuentra sentido a la vida, me confiesa. No sabe qué pasa. Tengo un amigo que hace un par de años lo abandonó todo por amor y se fue al … Continúa leyendo A solas cada mañana

Hacia el norte

Mientras me obligo a comer dos cruasanes pequeñitos con el café, te recuerdo diciendo que te vas y que me cuide. Ya en el edificio y dentro del ascensor me he negado el gesto de quitarme las gafas, para verlo todo como en penumbra, con esa luz de infancia que adormecía mis temores. Intento apartar la tristeza y manoteo en la mente sin rozarle un ala; así la congoja sigue revoloteando en casi cada cosa que hago. Voy al baño. Pienso en ti: jurando. Me permito pensar en ti: te lamentas, desesperado por entrar en el cuerpo que me veo … Continúa leyendo Hacia el norte