Puedo vivir…
… Sin que escuches mis lamentos, mis pequeños dramas, obsesiones que me volvían torpe mientras las contaba, vergonzosa de tanta intimidad no recíproca. Hay más a quienes contarles, quienes me envolverán con su escucha. Sentarme a una buena mesa frente a otros rostros es algo tan repetido que rara vez me produce gran placer. En esas ocasiones tienes quien te sustituya, aunque no el temblor bajo el mantel. Cumpliendo la costumbre, no sabía saborear los entremeses, me cansaba de masticar la carne, bebía mucho vino y me quedaba prendida de tus labios, húmedos del mismo alcohol. Queda borrado que, como … Continúa leyendo Puedo vivir…