
No ni-ni No
El chico inclina la cabeza y un puñado de rastas se le desmoronan sobre el rostro. A horcajadas sobre el brazo del sofá, oculta que se le escapa una lágrima, que se desliza hasta terminar en el bigotillo mal afeitado y poco denso de su juventud primera. Quiero aprender, quiero aprender, repite como para sí. Incrédulo. Desconcertado. Por primera vez desde sus precoces cuatro años sentado en un pupitre siente el deseo, anhelo, ansia, de que otros le traspasen su conocimiento. Educado en las mejores escuelas públicas de la ciudad antes de que cumpliera los diez supieron que no era maldad, malicia, perversidad, … Continúa leyendo No ni-ni No