
Uy, uy, uy
Se decide, aparta la cortina y desliza con precaución la puerta. Adelanta un par de pasos. Un fuerte olor a desinfectante le asalta la nariz, en mitad del pasillo en penumbra. – ¿Felipe? ¿Hola? –llama sin energía, mientras trata de adecuar su visión a la escasa luz del interior y distingue una estancia ligeramente iluminada, tras cristales esmerilados, al fondo. Avanza indecisa, mientras repite el nombre del dueño en tono interrogante. En lugar de respuesta, un sonido que no logra identificar se hace presente en sus oídos. Varios cuartos cerrados se suceden a ambos lados, mientras duda entre retroceder y … Continúa leyendo Uy, uy, uy