
El primer hombre de mi vida
Me he asomado a la ventana y, además de la fresca brisa temprana, he sentido vértigo. No por la altura, sobre las copas de los árboles que por fortuna matizan el jardín. Ni por las calles vaciadas ante el temor a la enfermedad. Sin gente, apenas coches, grandes espacios vacíos en los bordes de las aceras. Aún es verano. Todavía no han regresado los que se fueron. No todos. Una descompostura al verme desde fuera. Alguien que me observa suspendido en el vacío, diluido en el inmenso azul de esta mañana de domingo. Un destello de clarividencia. ¿Qué hace ahí? … Continúa leyendo El primer hombre de mi vida