Nosotras y el abandono

Con Voz de Mujer Relato musicalizado. Miércoles 6 de marzo en Vallecas. Jueves 7 de marzo en Madrid. A las 7 de la tarde. Relatos como El silencio de Lana, el fragmento La ventana, de la novela Esa vida que no es mía, y varios artículos como Concheta, Las cosas son como son, o El papel nuestro de cada día, van a conformar un relato musical los próximos miércoles 6 y jueves 7. Junto a mi hermano, el músico Diego Paqué, vamos a narrar el abandono. Cómo nos sentimos abandonas las mujeres, lo que supone ante las familias y el … Continúa leyendo Nosotras y el abandono

Domingo 28 en Liber Arte Madrid

Mucha música y un poco de Literatura… en el domingo más inocente. En la calle Ave María 32 del barrio de Lavapiés. Cantina cultural en Madrid.  A las 20:00. Recital Diego Paqué ―Bueno, he cumplido con mi trabajo ―dijo, tras permanecer un rato   inclinada junto a él, acariciándole la espalda―; nuestra clienta estará satisfecha ―comentó como para sí, en un susurro―, y espero que tú también. Cada vez sigue siendo importante. Se vestía ya la mujer cuando Julio deseó hacerle muchas preguntas. Pero se sentía cansado, con un sueño plácido llamándole desde el otro lado de su mente, un lado oscuro … Continúa leyendo Domingo 28 en Liber Arte Madrid

Dos mujeres sobre el linóleo

Está tendida en medio del pasillo, boca abajo. No hay signos de violencia ni ningún objeto fuera de su sitio. En mitad del largo pasillo entre la cocina y el salón, por donde entra la luz velada con las cortinas que mantiene libros y plantas y muebles en una quietud de pintura en un cuadro. Todo está como lo encuentra cuando va a casa de su amiga y tan placenteramente, se sienta en el sofá y comparten confidencias. Cada cosa permanece en su lugar, solo que sin el movimiento y la agitación que su amiga Ramona pone en traer vasos, … Continúa leyendo Dos mujeres sobre el linóleo

Voces en un patio

El olor ocupaba todo el espacio y parecía tener forma redondeada entre los muebles, el armario de tres cuerpos con el espejo en medio, sin llegar a tocar la cómoda de la derecha ni alcanzar la cama del fondo. Al cerrar la puerta estaba allí, denso, gaseoso, pulsátil, presente en ausencia de él, un olor cuyos contornos desaparecían al encender la lámpara de foco y cristal labrado polvoriento pegado al techo. Sin embargo prefería no encenderla, y tras el sonido de la puerta al cerrarse a su espalda, se quedaba quieta un instante en medio de los espejos de cómoda … Continúa leyendo Voces en un patio

Un verano muy al sur

La tía Lili había venido este verano. Con ella había llegado, como todos los años, el tío Venancio. Tan comunes eran las visitas que habíamos olvidado que fue el tío quien un día había traído con él a su mujer, de tan lejos, al volante del coche grande y lujoso, que también traía. En una sillita en la parte de atrás viajaba esta vez su bebé, que había nacido el año anterior y lo miraba todo con sus enormes ojos negros bajo los rizos rubios, sin entender nada. No por su corta edad, sino por el idioma, que era distinto … Continúa leyendo Un verano muy al sur

Tarde libre

Se impacientó ante la puerta, intentando encontrar con las yemas de los dedos la carterita de las llaves dentro del bolso. Cuando llevaba tanto rato que ya empezaba mentalmente a buscar soluciones para su pérdida, entre furiosas exclamaciones ahogadas en los labios, el índice de la derecha la tocó en una esquina del bolso habitado por pañuelos de papel, estuche para las gafas, agendas, monedas, cigarrillos y una amplia gama de perfumería. Con la desazón por el mal rato frente a la puerta, se olvidó de limpiarse las suelas de los zapatos en el felpudo y, al poner la huella … Continúa leyendo Tarde libre

El precipicio imaginario

Le recorría despacio el precipicio imaginado en torno a su ombligo con las yemas de los dedos algo húmedas, a pequeños trompicones, sin dejar nunca que penetrasen en el diminuto hueco, como si temiera que un dedo se le fuese a resbalar dentro, para quedarse siempre en el fondo, entre los pliegues de una costura que llevaba allí más de treinta años. Habían hecho el amor y ahora él la acariciaba en un rito viejo, gastado, porque ―según suponía ella― debía de haber leído en algún libro que, después del coito, las caricias ayudan a acercarse al otro tras la … Continúa leyendo El precipicio imaginario

Suplicio chino

Era un un golfo prematuro. Su mayor entretenimiento consistía en saltar las tapias de las tabernas, por donde sabía que estaba el almacén, y robar todas las botellas que le cabían entre los brazos. Más de una vez estuvo a punto de darse un golpe serio que fuera más allá de las rodillas heridas en el momento de saltar. Apilaba las botellas en el bajo de una escalera donde se reunía a fumar la cuadrilla de adolescentes del poblado. Tenían una cerradura que no les costaba nada abrir y menos volver a cerrar y allí, en la oscuridad, fumaban durante … Continúa leyendo Suplicio chino