Las tablas que hay que tener

Quienes desplegamos mundos, emociones, aventuras, amores y batacazos, interrogantes, reflexiones y tramas desde el confortable, seguro y quieto sitio de un sillón frente a la pantalla del ordenador, sentimos pavor e incapacidad para proclamar nuestros textos a los cuatro vientos. Para aventurarnos en la nave de la representación, en crestas de ola hechas escenario.

De pronto, pobre autor, luces sobre nosotros, no sobre nuestros folios ¿el pelo? ¿El atuendo? ¿La dicción?

¿Qué sabemos de tonos de voz? y las manos ¿qué hacer con las manos? ¿muevo el cuerpo hacia adelante? ¿Cuándo me callo? Y ¿los pies? Andan solos ¿los freno? ¿me tomo un ginchurigué deshinbidor, como bromeamos al no saber decir bien el nombre de la bebida típica de la isla? A ver si no doy pie con bola después.

Ay, Yun, quién sabe de todas estas circuntancias. Ni tú, que de estas cosas de escenarios, querida amiga, me temo, ¿qué puedes decime?

Vi a Malu, Malu Morro, hace un par de años, en escena, la nuca me dolía de tanta risa, tanto como hizo que me riera con su espectáculo Chachas sens fronteres –espero escribirlo bien, acabo de saber que el idioma de la isla es el antiguo de otro que ahora se habla en una parte de la península-, que escribí La Mío Nonna pensando en ella, en qué bien haría ella de brasileña afincada en Italia, muerta de ansia y nostalgia por la bella España.

Para darle el bis, la voz de la mujer correcta, ordenada, que ha hecho siempre lo que debe y se fascina por ella, frívola, risa, me toca hacer un papel.

Y así, llevo noches que me despiertan las calores donde, ríete Yun, querida, lo que más me inquieta no es nada real, ni más ni menos que nada cierto, ni el mundo que se pueda caer bajo mis pies ni la tormenta que arrase costas y chiringuitos y tejados y árboles de la isla, nada más que este papel que me obliga a salir, Yun, amiga a escena.

Como todo lo que tememos, a la vez un deseo, un placer libidinoso frente a eso que creemos nunca podremos alcanzar, pero que provoca ¿y si pudiera? ¿Y si supiera? hacer de actriz por un  momento, el papel con dignidad…

Y ahora, piensas ¡hazlo! el mensaje es bueno, te gusta, y sobre todo, si te sabes el texto, si de la misma manera que lo has creado eres capaz de cambiarlo, enriquecerlo e improvisar, si se trata de un canto a la vida, al proclamar mi escrito, irrenunciable hacerlo, porque Yun, dime, de atreverse, cuando uno da un paso adelante, si el The end está siempre, más o menos urgente,  al final, de atreverse  ¿qué es lo peor que puede pasar?

 

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