Tengo un viejo y querido amigo que lleva muchos de sus más de cincuenta años con una permanente sonrisa irónica extendida sobre la vida. Tiene una relación de pareja abierta, en los últimos tiempos compartida con una amante con la que acaba de romper porque ella quería una pareja. Y él pareja ya tiene y lo que quiere es una amante. Todo estaba claro. Últimamente se levanta cada mañana y no le encuentra sentido a la vida, me confiesa.
No sabe qué pasa.
Tengo un amigo que hace un par de años lo abandonó todo por amor y se fue al extranjero con su chica. Me escribe atribulado porque ella le reprocha lo que sin duda ocurrirá en el tiempo que deberán vivir separados a unos cientos de kilómetros, a donde por trabajo lo han destinado. Él se siente débil, con dificultad para mantenerse fiel a la mujer que ama, me cuenta, con los mismos temores que le reprocha ella y que en las discusiones, niega.
Tengo un amigo con una esposa, una casa, unos hijos, un trabajo, todo bueno y por lo que ha luchado mucho… que no hace el amor desde hace años con su compañera. Rutina, desencanto, distancia a un palmo de almohada. Ninguna piel, ni la de ella ni la de ninguna otra, porque se comprometió en la idea de fidelidad del matrimonio. No consigue levantar cabeza y sus depresiones -por qué se pregunta, si tiene tantas cosas con las que soñó, la vida que imaginó- le llevan con frecuencia de médico en médico.
Tengo un amigo que ama profundamente a su mujer, la misma de siempre, la que comparte con sus amantes, más o menos clandestinas, a las que se permite querer calculadamente sin que vaya a rozar la intensa felicidad y amor que siente hacia su esposa, a la que no desea, compañera de su vida, consistencia de su éxito… hace años que no puede dejar de pensar al dormirse, al despertar, al leer un libro, escuchar música, en otra. Siempre en otra.
Mis amigos me dicen, me cuentan, me confiesan… me obligan a pensar en relaciones con unas normas que ¿a cuántos satisfacen? Hoy, en el nuevo siglo ¿cómo vamos a convivir hombres, mujeres, parejas, compañeros, amantes?
Qué difícil es inventar lo nuevo y diferente cada día.
Qué difícil aceptar vivir con lo que no satisface, plenamente. Renunciar al trabajo que supondrá el cambio.
Levantarnos, todos, cada mañana, y ponernos delante de nuestro espejo.
Que difícil decidir entre lo que nos dicta el corazón y aquello que nos dicta la conciencia. Que gran fortuna ser amigos, pareja y amantes ; )
Vivir no es un lecho de rosas pero la vida, siempre, es el regalo